miércoles, 1 de septiembre de 2010

Adiós

Se iba atrás de la neblina agazapándose por donde casi siempre está el deseo agoviado por el deber. Volvía y se doblaba ante los ojos atónitos y encendidos de aquel grupo de sentimientos renacidos. Se preguntaba en vano como suprimir esa inequivoca necesidad casi resuelta por obra divina, trastabilló dando tumbos hasta irse de bruces sobre su propia sombra avejentada por la nostalgia. Allí en el suelo multicolor, recordó las cenizas de su pasado, las brasas de su presente y las llamas de su futuro, entonces se hastió de él mismo, así como se hastían los que sueñan en vano, pensó en su destino como si fuera un poema sin terminar y así, escapó de sí mismo haciéndose invisible ante la vista del cielo.

1 comentario:

Silvia Fortin dijo...

imagino que podría ser un tigre, siempre me han gustado esas historias.