martes, 17 de septiembre de 2019

Hablo mucho de las nubes

porque una vez probé una,

y tal vez un día también

me vaya subido en una.
Contame tus penas

-Para qué querés que te las cuente

Te puedo ayudar

-A qué me vas a ayudar

Por lo menos a ordenarlas
Ese último abrazo fue como el primero,

pero no sabíamos que era el último.
Tronó el cielo una tarde,

cayó un rayo aquí cerca,

recuerdo que lo vi de color verde,

no sé si es porque uso lentes

o porque había tomado vino,

tal vez fue porque esa vez

sentía esperanza.


Las nubes saben la verdad,

y no es porque estén arriba viéndolo todo,

sino porque son nubes.
Cuándo te vi

supe que tú ya me habías visto,

pero también supe,

que no sentiste lo mismo que yo.

Tus ojos lo dijeron.
Piel de aguacero,

petricor,

sudor que me hidrata el alma.
Apaga las luces porque no te encuentro.
Todos esos ojalás no están tan lejos,

se han ido a dar una vuelta,

y se quedaron abriendo la boca en el camino.
Toma,

son tus flechas rotas,

hazte una fogata.