viernes, 29 de abril de 2011

Son sólo las horas que pasan porque sí, son los momentos desnudos que no quieren revivir, son las razones verdaderas las que nos dan alas, las que se llevan el valor y acaban con todo. Allá donde todo es normal, vi lo que les sucede a las historias originales cuando sufren cambios en nombre de la perfección. Vi como se cambia el orden de las palabras, de los nombres, de los hechos, de las intenciones, de las cosquillas y de las gotas de sudor. Son como voces que llegan justo donde se estancan las relaciones fallidas, allá donde van los imanes sin par, las manzanas podridas y los deseos sin cumplir. Hechos y recuerdos de miel que tarde o temprano nos desgastarán paulatinamente la vida con la idea firme de haber estado en lo correcto.

martes, 26 de abril de 2011

LAZOS VIEJOS,
CON NUDOS VIEJOS,
EN UN MUELLE VIEJO,
RECIBIENDO OLAS
CADA VEZ MAS NUEVAS.

lunes, 25 de abril de 2011

Rastros, señales que débilmente permanecen, letras buscando sus renglones, deseos atrapados en cartas sin nombre, en lugares salpicados de alcohol, en recuerdos que nos visitan de noche. Consecuencias, dolores que nunca se van, que se quedan como tatuajes en una piel ya sin espacios, que nos dejan como preguntas sin respuesta, como fenómenos del amor, como niños sin hogar llorando en la obra de la vida. Así actuamos, de espaldas al telón de la indiferencia maldita, que nos queda como máscara mal puesta, esperando que los dedos de los años nos la arranquen para morir de una vez por todas, mejor tarde y no ahora. Luces que aún se ven después de cerrar los ojos, queman como ver el sol fijamente, luces que nos dicen hola y adiós sin misericordia, luces que nos avisan justo en el instante cuando dejamos de pertenecer a un cuerpo ajeno, y éste a su vez ha dejado por completo la temperatura del nuestro. Así se rompe la conección, justo cuando llegan las últimas chispas avisando que todo ha sucedio conforme a nuestros miedos, cuando se acuestan en la distancia, cuando se desengañan los recuerdos, cuando lo sabemos todo, cuando lo invisible nos llega con certeza a los sentidos y de pronto no sabemos explicar el sufrimiento irreversible que nos toca encarar.
Las cosas se hicieron agua, por eso apareció un río, un río que parecía fluir hacia quién sabe dónde. Sea como sea, nos quitó las sed.

viernes, 15 de abril de 2011

En una ciudad tan oxidada, los días se van desgastando sin sentido, con la lluvia de sal de los atardeceres, con los pasos infames de los tiranos que no merecen estar en posición de dirigir, sino de obedecer.
La maldad termina reuniéndolos a todos, uno a uno van sumándose hasta formar la bestia. Los buenos hacen lo mismo. Yo en la frontera de ambas fuerzas, sosteniéndo mis dos escudos.

jueves, 14 de abril de 2011

Otra vuelta donde las tumbas se erizan, donde los ojos ven atardeceres pintados en papel, otra estela de crayón de labios en el cielo, donde los luceros más tarde aparecen con historias efímeras.
Solo una vuelta más.
Hoy los miedos mejoraron,
es decir, aunque presentes,
perdieron toda fuerza.

Las ganas mejoraron,
siempre han mejorado
en cada ocación, en cada luna.

La piel, el color, el cuerpo entero,
el olor, la mirada, las respuestas,
todo mejoró.

Los motivos mejoraron,
y ahora motivos hay de sobra,
con este nuevo mapa
en este mismo idioma.

La fuerza también mejoró,
la esperanza mejoró,
los sentidos se han encendido
de nuevo, casi todo mejoró.

Unicamente los fantasmas empeoraron,
es decir, ya no pueden aparecerse,
ya no pueden asustar ni atravezar paredes.

miércoles, 13 de abril de 2011

Formas, números, letras, mensajes codificados, significados ocultos, patentes, reales, discretos, una misión sobrenatural, un destino que no se elige, una verdad inevitable.

martes, 12 de abril de 2011

Cada día, todos los días... 11:11, 12:12. ¿Cuál es el mensaje específico?

lunes, 11 de abril de 2011

Pocas cosas se quedan,
me voy sin ellas.
Palabras de pólvora,
cuentos de ficción,
libretos sobreactuados,
ganas de irse,
decibeles blindados.

domingo, 10 de abril de 2011

Mucha tinta en el cuerpo,
muchos males en el olvido,
muchas ganas encarnadas,
algunas razones para soñar,
pocas intenciones de detenerse,
ningún motivo para voltear.

viernes, 8 de abril de 2011

El sol sigue calentando igual, la cascada termal sigue en movimiento, el olor, los sonidos, el vapor, la selva, las piedras del río, el agua clara a cientos de kilometros de aquí esperando por su Señor. Mientras tanto yo, administrando ideas de la fábrica en huelga de mi mente, en el mismo lugar, con las mismas ansias y afanes de siempre, con el mismo pulso acelerado de siempre.

jueves, 7 de abril de 2011

Detente, el camino es por aquí, soy tu Angel...

-¿Mi Angel? entonces existes, nunca había escuchado tu voz...

Es porque nunca habías necesitado escucharla...

-Claro que sí, antes ya había tenido momentos espantosos de miedo y dolor...

Lo sé, pero siempre fuiste más fuerte que tus abismos...

-¿Quieres decir que esta vez no seré tan fuerte?

Quiero decir que esta vez, cuando atravecemos el infierno de nuevo, lo harás escuchando mi voz.
Pensé que no había otra salida, así que me acerqué al muro de piedra y lo toqué con el dedo, como era de imaginarlo, se estremeció y se partió en muchos pedazos cayendo a mis pies. Ahora tenía dos formas de salir, pero no había prisa para hacerlo, siempre había podido elegir mi camino en el momento que yo quisiera.

miércoles, 6 de abril de 2011

Nunca dejé la carta, de todas formas jamás hubiese pasado por debajo de la puerta. La conservé por un tiempo y justo cuando el tiempo se había vuelto incontable, la dejé ir, quemé el papel
y guardé muy bien las palabras. De un tiempo para acá las palabras han escapado una a una, se han ido buscando su lugar, un papel que ya no existe.
Indiferencia en las calles,
frío en los hogares,
palabras que nunca se dicen,
ideas que se quedan en el tintero,
horarios desencajados,
hijos olvidados, madres que se quedan sin una llamada,
nenes que se van a dormir sin un beso,
¿en donde quedó la chispa divina
que hace que las personas dejen
de hablar de amor y empiecen a darlo?
Estaba sentado en la orilla de la fuente, no había nadie más. Las gotas salpicaban una a una sobre su espalda y brazos. El sonido del agua era cautivador, hipnotizante se podría decir. El gentío estaba sólo en su mente, aparecían en el mismo lugar donde habían acostumbrado estar. El fotógrafo con sus caballos de madera en la esquina, el puesto de fruta en la calle, las bancas llenas de turistas, los cascos de los caballos, el humo de cigarro, el sol en su esplendor de la tarde acentuándo el brillo en los ojos de las personas, las sonrisas lanzadas en ofrenda al enigmático dios de las preguntas sin respuesta, y lo que no podía faltar por supuesto, la maldita e inexorable sensación de sentirse acompañado estando tan perdido en medio de la nada.

martes, 5 de abril de 2011

La avenida desierta, con rastros de risas, sigue siendo la misma. El calor, los pasos lejanos, las bocinas, las miradas distantes. El aire que se lleva las historias del día, los sueños que nos guiñan el ojo. Los descorazonados, solos como siempre en las bancas del parque, el sol que se oculta y la noche se aprovecha para consolarlos.
Esa neblina tibia que quedaba después,
las sábanas como mapa en relieve,
las cortinas que se movían suave con el aire,
los grillos, los luceros, el humo de cigarro.

lunes, 4 de abril de 2011

Estás cerca, estás lejos,
al menos las teclas lo están,
las canciones siempre presentes,
las sonrisas, las horas que se van,
los dedos cansados,
la vista en el mismo punto,
un final construído a medias.
Las caras de siempre, olvidadas en el recuerdo presente de cada minuto. Olvidos temporales, que nacen y mueren a cada segundo en la memoria indiferente que nos arrastra. Un fin recurrente, una historia sin fin, un alfabeto que empieza en la z. Palabras con sentido pero sin valor, con identidad pero sin nombre, voces que las repiten sin falta, caras dobles como monedas, perdidas en la fuente de los deseos, en cofres del tesoro, en los olvidos de cada momento.

viernes, 1 de abril de 2011

Días que parecen años tras los barrotes de la ausencia,
horas que piden a cambio la vida, para dejarnos en paz,
segundos que queman como rayos invisibles de luz ultravioleta,
memorias que corroen lentamente por dentro y por fuera,
letras, fotos, lugares, todos confabulados para hacernos pedazos.