lunes, 20 de septiembre de 2010

Agua fría abajo y agua caliente desde arriba,
las gotitas seguían cayendo en el cristal de agua,
yo, sumergido hasta la cintura, sentado sobre las piedras esmeralda.
Creo que cometí algunos errores,
pero es mejor reconocerlos al principio y no al final.
Las gotitas siguen cayendo sobre la mitad de mi cuerpo,
la otra mitad está ya ahogada, pero aún tibia.
Es raro eso de tener un corazón de colibrí en un cuerpo tan salvaje,
es raro sentir que me equivoqué a propósito,
y me asusto al pensar como podría ser el futuro.
A mi paso he lastimado demasiado y he sido cruel,
por eso prefiero seguir aquí, librándolos a todos de mi,
resguardándolos de la avalancha de mis equivocaciones,
escondido en esta cascada imaginaria, lejos de todo,
donde me voy a desvanecer tarde o temprano.

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