miércoles, 24 de noviembre de 2010

Justo antes de cerrar los ojos
me lleva la correntada de voces,
me pierdo entre miedos pegajosos,
con las rodillas ensangrentadas,
con las ansias sin remedio,
con mis espinas envenenadas,
con palmadas de santos,
con insultos comunes,
con sed de cosechas,
con calambres de amor,
con ideas de libertad crónica,
con ojos de pájaro,
esperando por bajarme la piel si pena,
esperando los segundos robados,
esperando tu cama tendida,
esperando tu pecho desnudo,
para entregarme acaramelado
en mi propia hemorragia.

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