miércoles, 17 de noviembre de 2010

Bunbury cantaba suave en las bocinas de mi carro "aspira fuerte el napalm que sabe a victoria, en Apocalipsis now" mientras el humo inhundaba las páginas de mi propia consciencia, haciéndolas borrosas, volviéndolas ilegibles, adormeciéndoles la vida y traspapelándolas. Los luceros titilaban acalambrados sobre la escena en cámara lenta. El inframundo me aplaudía, pero al mismo tiempo temía hasta de las huellas de atrás, y de los pasos que no tomarían el mismo camino. No había nada más que hacer, todo quedó escrito en el aire con tinta de humo. En esos segundos volátiles, me dí cuenta que de bueno sólo tengo la existencia, y que no estoy hecho para este mundo, el mio desapareció hace mucho, consumido por la deforestación espiritual. Sólo me queda seguir mi rehabilitación para superar la degeneración mental causada por el miedo, y poder superar la persistente atrofia sentimental y social que me esclaviza.

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