viernes, 27 de mayo de 2011

Hay un veneno del que no se puede sanar nunca, es como una prisión de la que no hay salida, es una maldición bendita que amarra los sentimientos con un absorbente masoquismo crónico, y le da a la razón, la certeza firme de que no habría electricidad en otro cuerpo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muerte única que te otorga el sentido de la vida.
Vida que ha de sobrevivirse desde los infiernos celestiales.

Celestiales anexos traen en sus aromas los recuerdos,
Recuerdos que huellan pasos de suerte.

Suerte que te devuelve a la muerte.


Abrazo Jonathan