En tus horas de luz, metes tu dedo en mi ombligo,
pones tus labios sobre los míos y me despiertas con tu aliento.
Abro los ojos y me encuentro con la enredadera de tu cabello,
con el brillo de esos ojos que no existen,
con las palabras que no existen,
con mi imaginación desbordada.
Hace 3 años
1 comentario:
Nada puede demostrar más la existencia, que una imaginación desbordad.
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