viernes, 11 de marzo de 2011

Del eco ya no queda nada,
la voz impotente pierde el sonido,
su oído saborea los últimos latidos.
Quitarse la vida negándose a sí mismos,
desgarrados por las consecuencias,
escupidos por la ironía,
ultrajados por el destino,
pero en su caos infernal,
todo está mejor que nunca.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Controversia que alimenta y envenena, que sostiene con firmeza pero vacila en dejarte caer.

Me gustan tus publicaciones, tienen un especial sabor a poesía que atrapa.

Beso.