Las gotas corren por mi cuello,
por mis brazos, por mis manos y piernas.
Ese color tibio se siente tan conocido.
Ocho sentidos que me llevan más allá
de toda percepción. Una voz que pensé
no existía. Palabras que se rehusan a salir
de mi lápiz. Un adiós sin la primera letra.
Una ilusión vana, demasiado humana.
Una sonrisa a medias. Mucho tiempo
por delante, demasiadas preguntas
para una sola respuesta.
Hace 2 meses
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