En las noches sigo inventando recuerdos que jamás sucedieron.
Está más que claro que no es locura en sí, si no más bien es una especie de insatisfacción cronológica de hechos,
de nombres, de verdades y de sueños.
Incluso sigo escuchando voces que nunca existieron, que nunca dijeron lo que debieron haber dicho, que hablan de puertas que se quedaron abiertas, de ventanas que dan a ninguna parte,
de luciérnagas sin alas y sin luz, de eclipses individuales que se toman su tiempo para dejar de ser.
Una y otra vez me acuesto con mis distorsionadas historias contadas al revés, y mutuamente nos lamemos las caras hasta quedarnos dormidos. A veces me da la impresión que todas esas páginas sin escribir, están condenadas de por vida a mi compañía.
Hace 2 meses
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