jueves, 2 de diciembre de 2010

Ellos se fueron sin mostrarme
el camino a tu nido,
pero yo sabré como encontrarlo.

Paloma petenera,
mis abuelos me contaron de ti,
me dijeron de donde venías.

Soñaba con verte con tus alas abiertas,
con escuchar tu canto,
con verte entre mis propias ramas
con tus collarines de color.

Te esperé toda la vida
pero nunca llegaste,
me conformé con las historias
de tu vida silvestre no muy lejana.

Te tuvieron atrapada en una jaula,
querían que les enseñaras a volar,
pero olvidaron que los estupidos
no aprenden a elevarse nunca.

Hicimos un intercambio,
tu libertad por mi olvido,
así estarás de vuelta en tu bosque,
un bosque menos cruel que el mío.

Inclina tus ojos hacia abajo
y mira como mi escencia salvaje te busca
dejando melancólicas huellas ilegibles
en este camino desesperado.

Ten paciencia, tarde o temprano
estaré hechado al pie del árbol
donde vivías soñandome.

Cierra tus ojos por un tiempo,
el tiempo que tarde en encontrarte de nuevo.