El cuento que no se deja escribir
Era el cuarto intento en la semana, una vez más,
se me encendían esas ganas de despegármelo de la mente, del corazón tal vez, y de dejarlo de una buena vez pegado en un papel, dónde debía estar. Un cuento corto, una breve historia que por una u otra razón no había podido escribir por temas de pura concentración.
Es la metáfora del cazador cazado, el tipo que sale
de casa a conquistar el mundo, que se las sabe todas, cuándo de pronto... toc toc toc. Mierda, ahora quién me estará tocando la puerta. El recibo de la luz se desliza bajo la puerta. Intuyo que la cuenta no pasará de los doscientos, este mes sólo he usado la luz de mi habitación y la energía del calentador, no he tenido visitas, ni fiestecitas, ni he encendido la televisión. Todo es dinero en este puto mundo, en fin. Luego recojo el recibo, que se quede allí tirado.
Cómo les decía, el cuento se basa en la típica
metáfora del cazador cazado, no es nada nuevo, pero la magia está en conocer la interioridad y la ingenua dulzura de la victi...toc toc toc. A la gran puta, no hay paz viviendo aquí.
[Toc Toc Toc]
¿Sí? ¿Quién?
-Perdone Señor, me equivoqué de recibo y le puse
bajo la puerta el equivocado, sería tan amable de devolvérmelo.
[Se abre el cerrojo]
Tome, aquí está, deme el mío.
-Disculpe usted, este es su recibo correcto.
Gracias... ¿Qué? ¿cuatrocientos? ¿cómo que cuatrocientos?
¡pero si no he usado la luz casi nada!
-Disculpe Señor, yo sólo reparto los recibos, si tiene alguna
inconformidad lo invito a comunicarse con la empresa del servicio eléctrico, ahí abajo está el número.
[Exhala]
Pienso para mis adentros, "Al diablo el cuento, lo escribo después,
ahora es más importante ir a solventar este exceso de cobro". |
Hace 2 meses