martes, 1 de febrero de 2011

Hubiese querido aparecer muchos años antes.
Hoy me abrazan mis propias ramas llenas de hojas inmóviles.
La tinta natural y el ardor lejano me recuerdan ese domingo.
Tú estás donde siempre, viéndome con la misma mirada.
Esta vez no hablo. Desaparezco en aquella laguna aguantando la respiración, pensando en tu fondo, recordando aquella noche de confesiones.

1 comentario:

Anónimo dijo...

si pudiera viviria en aquella noche de domingo que te conocí...