martes, 15 de noviembre de 2011

El día esconde su hocico entre las piernas y se duerme al oscurecer. De pronto despierta, palpita su corazón estrepitosamente, la busca, toma su humedad, la llena y ocurre el eclipse.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Río y terremoto... las superficies erosionan, se amoldan al pasar del viento húmedo, el viento suave con sabor a piel...