miércoles, 22 de febrero de 2012

Seis horas de viaje para no ser exagerado, obviamente con dos paradas técnicas, una en plena carretera y la otra en un baño de gasolinera.  Bueno, fueron tres paradas si contamos haber pasado a esa tienda rural para comprar cerveza, un six pack medio frío y así poder seguir el camino. La frase "Serían cién" rebotando de escena en escena, mezclándose con los parajes selváticos que pasaban a los lados del vidrio. Las horas se desintegraron con mi voz y el radio a todo volumen, el Cd de Héroes del Silencio, tan gastado como las historias de mi abuelo. El aire calientísimo, como yo, el agua color turquesa como si fuera un jodido paraíso, por fin volvía a ver ese paisaje frente a mí. Yo, un completo desconocido, inmune a las dudas y contaminado de esperanza, llegando con los brazos abiertos a la capital del murmullo, justo donde habrían de construirme una compleja historia que no cabe en ningún escenario.

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