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Ser como las semillas,
que aunque las hundan en la tierra,
un día se levantan y crecen
queriendo alcanzar el cielo.
Darle la bienvenida a lo que ya no está,
como huésped de la memoria,
como recuerdo a prueba de tiempo.
No te puedes negar a bailar con la vida,
aunque no sepas bailar,
aunque la vida no sepa bailar.