Aquí cayendo,
desviviéndome por morir,
como contagiado de esas muertes urgidas,
a punto de bendecir el suelo con mis desgracias,
cayendo para empezar a ser paz,
y convertirme en otro de esos olvidos indiferentes
que al irse dejan la puerta abierta
y alguno de esos epitafios
de tres palabras.